La trata de personas en el Valle del Cauca: ¿Prácticas negligentes?
- Prensa Empoderame
- hace 2 días
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El Valle del Cauca, históricamente golpeado por el conflicto armado, el racismo estructural y el abandono estatal en sectores periféricos, se ha consolidado como una de las regiones con mayor riesgo para las mujeres víctimas de trata de personas en Colombia. No obstante, la respuesta institucional ante esta crisis humanitaria sigue marcada por la retórica sin ejecución, los comités sin acción, y la exclusión sistemática de las organizaciones que acompañan víctimas.
La carta enviada el pasado 3 de junio por la Secretaría de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Gobernación del Valle del Cauca en respuesta a nuestro requerimiento sobre el funcionamiento del Comité Regional contra la Trata de Personas es, en sí misma, una muestra del problema estructural: mucho lenguaje técnico, poca voluntad política.

❝El Comité existe, pero no funciona❞
Según el oficio oficial, el Comité Regional cuenta con una línea estratégica en el Plan de Desarrollo 2024–2027, bajo la meta MP42003006504502038. Es decir, existe en el papel. Pero nada se dice sobre reuniones efectivas, asignación presupuestal, cronogramas, evaluación de impacto, ni acciones concretas en terreno.
Lo más grave: se nos informa que la posible inclusión de la Fundación Empodérame será “estudiada” en una próxima sesión, como si la participación de organizaciones con experiencia en acompañamiento a víctimas, formación y denuncia fuese optativa. La sociedad civil crítica no es bienvenida en los escenarios donde se decide la política pública. Se prefiere el comité de vitrinas antes que uno de vigilancia activa y veeduría ciudadana.
Las víctimas siguen desapareciendo. El Estado sigue respondiendo con promesas
Mientras se envían cartas llenas de tecnicismos, niñas afrodescendientes son desaparecidas desde Buenaventura, mujeres migrantes son engañadas con ofertas laborales en Palmira o Tuluá, y redes transnacionales siguen operando con total impunidad desde la región.
Los comités no tienen poder vinculante, ni articulación interinstitucional efectiva. Las rutas de atención están fragmentadas, desfinanciadas o limitadas a entidades que priorizan procesos burocráticos por encima de la urgencia de protección.
#CeroComplicidadConLaTrata: más campaña, menos compromiso
El documento oficial menciona la implementación del plan nacional de prevención #CeroComplicidadConLaTrata como respaldo institucional. Sin embargo, no hay una sola evidencia clara de que esta estrategia esté aterrizando en el Valle del Cauca con resultados verificables. ¿Cuántas víctimas han sido identificadas y protegidas? ¿Cuántas investigaciones se han abierto contra tratantes? ¿Qué municipios han activado rutas diferenciales?
Las cifras oficiales sobre trata siguen siendo escandalosamente bajas frente al subregistro que constatamos en terreno. Si las víctimas no denuncian es porque no hay garantías. Si no hay datos, es porque no hay presencia institucional en las zonas donde se requiere.
¿Qué exigimos como organización de mujeres?
Activación inmediata, pública y con cronograma del Comité Regional contra la Trata, con sesiones abiertas a veeduría ciudadana.
Inclusión obligatoria de organizaciones con experiencia territorial y enfoque feminista, antirracista y de derechos humanos.
Publicación periódica de informes sobre atención, prevención y judicialización en casos de trata en el Valle.
Presupuesto real, no simbólico, para atender rutas de protección y reparación integral.
Reconocimiento del papel de las mujeres sobrevivientes como sujetas políticas y constructoras de paz, no como beneficiarias pasivas.
En el Valle del Cauca, combatir la trata de personas no puede seguir siendo una línea de PowerPoint ni un ítem del plan de desarrollo. Es una obligación legal, ética y humanitaria.
Seguiremos construyendo red, verdad y justicia desde el territorio.
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