Fundación Empodérame realiza jornada comunitaria en Potrero Grande con niñas afrodescendientes
- Prensa Empoderame
- 17 jul
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En el barrio Potrero Grande, una de las zonas más afectadas por la pobreza estructural y la violencia urbana en el oriente de Cali, la Fundación Empodérame desarrolló el pasado 12 de junio, una jornada comunitaria con niñas y mujeres afrodescendientes, en el marco de su estrategia territorial de prevención de la trata de personas.
La actividad, realizada en el comedor comunitario que la Fundación acompaña desde hace más de un año, incluyó una chocolatada, juegos, entrega de refrigerios y una conversación afectuosa sobre el cuidado, el cuerpo, el consentimiento y las formas cotidianas de resistir las violencias. Este espacio, lejos de ser un evento simbólico, hace parte de una apuesta política concreta: construir lugares seguros donde las niñas sean respetadas, vistas y protegidas, en un contexto históricamente olvidado por el Estado.
“Nosotras no hacemos prevención con afiches ni con discursos institucionales. La hacemos cocinando, acompañando, mirando a los ojos a las niñas y creyéndoles cuando cuentan lo que viven. La prevención real es vincularse emocional y éticamente con ellas”, expresó Claudia Yurley Quintero, directora de la Fundación Empodérame.
Las participantes, muchas de ellas adolescentes negras que habitan un entorno de alta vulnerabilidad, llevaron camisetas con la consigna internacional “End Human Trafficking” como gesto colectivo de visibilidad y dignidad. Algunas compartieron relatos sobre situaciones de riesgo que enfrentan a diario, como el reclutamiento digital, la normalización del abuso o la presión económica sobre sus cuerpos.
Este encuentro se inscribe en el proyecto nacional de acceso a la justicia y prevención comunitaria que la Fundación lidera en cuatro ciudades del país con apoyo de cooperantes internacionales. En Potrero Grande, el comedor comunitario ha sido resignificado como un espacio seguro, donde la alimentación, el cuidado y la conversación se convierten en formas de resistencia feminista.
“Este trabajo no es caridad, es restitución simbólica y comunitaria frente al abandono estatal. Las niñas negras tienen derecho a crecer sin miedo y con sueños posibles”, añadió Quintero.
La Fundación hizo un llamado urgente a que las políticas públicas reconozcan los entornos periféricos como territorios estratégicos para la prevención de la trata y la explotación. Además, invitó a las organizaciones sociales, medios de comunicación y defensoras a fortalecer alianzas éticas con sentido comunitario.






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