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Diferentes idiomas, el mismo lenguaje de una causa. La visita de la escritora Rose Hunter desde Australia a la Fundación Empodérame

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Queríamos refrescarnos del calor con una lulada y pasar una tarde compartiendo cosas típicas de Cali. Hicimos nuestra mesa redonda uniendo escritorios rectangulares, en el centro unas flores, frutas, amasijos para compartir, y alrededor nosotras, las mujeres. La sororidad florece cuando las mujeres comparten un mismo horizonte, y en Empodérame teníamos también un motivo especial: un taller de literatura alrededor del libro “Body Shell Girl” de Rose Hunter, escritora australiana.


Días antes, Rose sacó de su habitación el libro y lo entregó en nuestras manos como un regalo. En inglés, su idioma original, fue ojeado por nosotras las colombianas y firmado por ella con una linda nota en la primera página. Era su primera vez en Colombia, y justamente comenzó por Cali. Por esa razón quisimos crear una experiencia compartida donde conociera la Fundación Empodérame, mientras degustaba algunos sabores típicos colombianos y escuchaba historias de mujeres que al igual que ella, sobrevivieron a la industria del sexo, y la violencia machista.


Este ejercicio nos exigió un trabajo consciente de comunicación, puesto que la mayoría de nosotras en Empodérame no maneja el inglés, y Rose prefirió prescindir de la interpretación que le ofrecimos para comunicarse en el español sencillo que conoce y así poder acercarse un poco más. Fue muy interesante el ejercicio interno de hablar pausada y conscientemente, el esfuerzo de Rose por conversar en nuestra lengua, y la comunión que surgió tras conocer su historia, antes incluso de hablar de cualquier otra cosa. Experiencias de vida que son tan distantes en kilómetros pero tan cercanas en humanidad, en realidad femenina. 


Leímos la traducción simultánea de su poema “Porque siempre somos niñas” y escuchamos de sus labios apartes de su historia; conversamos sobre los traumas y el entorno deshumanizante que hipersexualiza y cosifica a las mujeres. Reconocimos que donde sea que estemos, la vulnerabilidad nos acecha en cualquier esquina y que las posibilidades de caer abundan tanto como escasean las palabras y los conceptos para nombrarlos como lo que son. 


A todas las mujeres y niñas nos bombardean a diario con la doctrina prostitucional, tanto que llega a convertirse en hábito y ley. Se le llama “trabajo” al mercado de cuerpos y se le ha llamado así desde hace tanto tiempo, y a tantos niveles, que aún estamos buscando y creando conceptos para referirnos a ese daño que se nos hace al mercantilizar nuestra sexualidad. Ese daño que corrompe también a la médula misma de la sociedad, pues no solamente despoja a las mujeres de su dignidad sino que desdibuja la humanidad y nos quita las palabras, porque en la tiranía del mercado ni siquiera existen las palabras para nombrar lo que se destruye, lo que se nos quita, lo que se nos quema en el sistema prostitucional.


Este fue un emotivo ejercicio de abrazarnos a través de la literatura como mujeres que, si bien vivimos y crecimos en países distantes, nos aferramos al sueño de una vida mejor, digna y en paz. El idioma no fue una barrera sino un ejercicio de comunicación y consciencia, una pequeña pero valiosa alianza en la construcción de un mundo donde todas las palabras fabrican vidas dignas, en vez de destruirlas.

Una oportunidad de dialogar en el mismo de lenguaje, el de la dignidad para las mujeres, esa que es arrebatada alrededor del mundo por la industria del sexo, vendida como libertad y empoderamiento con el fin de minimizar y silenciar su verdadero impacto en la sociedad y la vida de las mujeres desde su infancia. Reflexionamos de supuestos sobre el privilegio en las mujeres, para concluir en que ninguna mujer lo tiene garantizado ni en el mejor de los contextos, que no sólo es Latinoamérica, es una problemática contra los derechos humanos, expandida a nivel mundial mediante prácticas industriales propias del capitalismo.


El tiempo pasó rápido y tranquilo, entre risas, preguntas y reflexiones, un espacio que vió real que lo personal es político como siempre insistimos, y que es una misma causa la que está también cruzando todas las fronteras en unión. 


Te invitamos a conocer a la Escritora Rose Hunter a quien rendimos este homenaje, agradecemos su visita a la Fundación Empodérame y destacamos su obra, también con la intención de leer y conversar con las mujeres sobrevivientes como ella, que a través de su arte, se manifiestan contra lo que las ha herido para que no se repita en la vida de otras.




 
 
 

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