Seguridad Digital para Mujeres y Niñas: Una apuesta urgente desde Empodérame
- Prensa Empoderame
- 31 mar
- 5 Min. de lectura

La violencia también ha migrado a los entornos digitales. Las mujeres y niñas no solo enfrentan riesgos en las calles o en el hogar, sino también en redes sociales, plataformas de mensajería, aplicaciones y sitios web. Desde la Fundación Empodérame, como organización feminista y defensora de los derechos humanos, identificamos la necesidad urgente de generar espacios de formación que nos permitan entender, prevenir y actuar frente a la violencia digital con un enfoque diferencial y de género.
Por ello, el pasado 28 de marzo de 2025, realizamos la conferencia virtual gratuita "Seguridad Digital para Mujeres y Niñas", dirigida a líderes comunitarias, madres, adolescentes, profesionales y sobrevivientes organizadas, con el fin de entregar herramientas técnicas, prácticas y pedagógicas para fortalecer la privacidad y la protección digital.
Isabel Yepes, ingeniera electrónica, investigadora en tecnología e impacto social, fue la experta encargada de orientar esta conferencia. Ha liderado procesos de capacitación con mujeres de distintos sectores y conoce de cerca los mecanismos de control, vigilancia y violencia que se ejercen sobre nosotras a través de la tecnología. Su abordaje combina el conocimiento técnico con el compromiso por los derechos de las mujeres.
La conferencia fue organizada y moderada por Claudia Quintero, directora de la Fundación Empodérame, quien planteó la urgencia de abordar estos temas con las mujeres, adolescentes y niñas que acompañamos en procesos de protección, empoderamiento y formación de derechos. Para Claudia, la seguridad digital debe ser transversal en las acciones comunitarias, pues muchas de las violencias que antes eran privadas hoy se extienden a lo público a través de las redes y tecnologías, generando nuevos desafíos para la protección integral de nuestras usuarias.
Hablar de seguridad digital con enfoque de género es fundamental porque no todas las personas enfrentamos los mismos riesgos. Las niñas pueden ser víctimas de grooming, captación con fines de explotación sexual, sharenting o ciberacoso escolar. Las mujeres en edad reproductiva enfrentan riesgos como el doxxing, la difusión no consentida de imágenes íntimas, el control coercitivo digital por parte de sus parejas, el acoso virtual y la extorsión. Incluso en edades mayores, la estafa telefónica, el phishing y el robo de datos personales afectan de forma diferenciada a las mujeres, muchas veces por su rol de cuidadoras o jefas de hogar.
La presentación se basó en informes de ONU Mujeres México y The Economist Intelligence Unit. Estas fuentes revelan que más del 85% de las mujeres en América Latina han sido víctimas o conocen a alguien víctima de violencia digital. Además, una de cada tres mujeres ha enfrentado alguna forma de acoso en línea, y el 76% de las jóvenes entre 18 y 24 años ha experimentado una forma grave de violencia digital. Estas cifras muestran que la violencia en línea no es un fenómeno aislado, sino una forma más de violencia de género.
Los riesgos digitales generales afectan a toda la población, pero con mayor impacto en mujeres debido a su exposición social, económica y emocional. Existen técnicas como el phishing, que consiste en engañar a las usuarias para obtener contraseñas o información bancaria, o los scams, que prometen premios falsos o ayudas para robar dinero. Otro riesgo es el clonado de SIM, donde los delincuentes copian la tarjeta del celular para acceder a información personal. Las llamadas suplantando identidad, que ahora incluso pueden usar inteligencia artificial para clonar voces, se usan para manipular emocionalmente a las víctimas. También está la suplantación en redes sociales, creando perfiles falsos con nombre y foto de la persona, y la venta de productos falsos en internet, que terminan en estafas.
Para reducir los riesgos digitales, es importante no dar clic en enlaces sospechosos y confirmar siempre la identidad de quien se comunica con nosotras. Es recomendable usar una VPN (Red Privada Virtual), que protege la conexión de accesos no autorizados. Activar mecanismos de seguridad como contraseñas fuertes, el borrado remoto en caso de pérdida del celular y evitar compartir información sensible o imágenes íntimas en redes sociales también son prácticas clave. En redes sociales se aconseja activar el doble factor de autenticación, no repetir contraseñas entre plataformas, revisar las sesiones abiertas, no guardar claves en navegadores compartidos y cerrar sesión tras usar redes públicas.
Si una mujer ya ha sido víctima de violencia digital, lo primero es actuar con rapidez. Cambiar todas las contraseñas, bloquear perfiles sospechosos, activar el borrado remoto si el celular fue robado y denunciar ante autoridades como el CAI Virtual, la policía, entidades bancarias o las propias redes sociales. Actuar de inmediato puede mitigar el daño y ayudar a recuperar el control sobre la identidad digital.
En el caso de las niñas, los riesgos son particulares y muchas veces invisibilizados. Prácticas como el sharenting, donde cuidadores comparten imágenes de niñas en redes sociales, pueden exponerlas a desconocidos. El bullying digital o la exposición a modelos estéticos irreales impactan su autoestima y salud emocional. Los delitos graves incluyen el grooming, donde adultos manipulan emocionalmente a las niñas para explotarlas sexualmente, así como la captación con fines de explotación sexual comercial infantil (ESCNNA), solicitudes de imágenes íntimas o el rastreo con fines delictivos como la trata o el secuestro. Prevenir esto requiere acompañamiento activo, controles parentales, educación sobre privacidad y no publicar contenido de menores en redes.
Las mujeres también enfrentan riesgos específicos. El doxxing expone sus datos personales, el acoso digital puede escalar desde mensajes hasta campañas de odio, y el control digital por parte de parejas es una forma de violencia psicológica que a menudo pasa desapercibida. Algunas mujeres enfrentan extorsión o amenazas cuando han compartido imágenes íntimas o cuando estas han sido robadas. Entre los delitos más graves están los deepfakes creados con inteligencia artificial y la difusión no consentida de imágenes íntimas. Para prevenir estas violencias es necesario mantener redes cerradas y de confianza, revisar configuraciones de privacidad, limitar la exposición personal y tomarse descansos de las redes cuando sea necesario.
Si se ha sido víctima de estas violencias, es importante guardar las pruebas como pantallazos o mensajes, denunciar ante las autoridades, buscar apoyo psicológico y legal, y acercarse a colectivas feministas que acompañan estos procesos con solidaridad.
Existen rutas de atención disponibles: el CAI Virtual de la Policía Nacional (https://caivirtual.policia.gov.co/denuncie), la Línea 141 del ICBF, las Secretarías de la Mujer municipales, las Comisarías de Familia y los canales de reporte en redes sociales. Todas estas instituciones tienen el deber de brindar atención integral y oportuna.
La violencia digital también es violencia machista. Desde Empodérame reafirmamos nuestro compromiso con la formación, el autocuidado colectivo y la denuncia. La seguridad digital debe ser entendida como un derecho humano. Formarnos es protegernos.
📺 Revive la charla completa aquí:https://www.youtube.com/watch?v=VVRZoF3kHhEhttps://www.facebook.com/events/2114134512437097
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