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Empodera mis derechos: Modelo de acceso a la justicia de nuestra fundación

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En Colombia, hablar de acceso a la justicia para las mujeres víctimas de trata no es hablar de trámites, firmas y oficinas. Es hablar de vidas atravesadas por el miedo, de cuerpos explotados y de voces que durante años fueron silenciadas. Es hablar también de la valentía de quienes, después de haber sobrevivido a la explotación, se atreven a denunciar, aunque el sistema judicial siga siendo hostil.


En Fundación Empodérame hemos construido un modelo de acceso a la justicia llamado “Empodera mis derechos”, que no nace de la teoría, sino de la urgencia de acompañar a las mujeres en sus territorios. Este modelo se inspira en la Guía Regional de Investigación y Judicialización de la Trata de Personas elaborada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), pero lo aterrizamos a la realidad colombiana. No se trata de replicar un documento, sino de traducir sus principios a la práctica diaria.


¿Qué significa este modelo?1


Significa comenzar siempre por el escenario de escucha. Antes de un expediente o una audiencia, está la mujer con su historia. Escuchar sin juzgar es el primer acto de justicia. A partir de allí, caracterizamos no solo el delito, sino también los factores que aumentaron la vulnerabilidad: la condición migratoria, el racismo, la pobreza, el desarraigo. Esta mirada interseccional nos permite entender que la trata nunca ocurre en el vacío, sino en contextos donde la desigualdad es norma.


Luego viene el acompañamiento. Sabemos que la soledad en los pasillos judiciales es otra forma de violencia. Por eso, cada sobreviviente cuenta con apoyo psicosocial y jurídico: informes periciales que visibilizan el daño, preparación emocional para enfrentar a los fiscales, y presencia constante en cada diligencia. No solo llevamos un caso; llevamos una voz política que exige respeto y reparación.


El modelo también incorpora la protección integral. No basta con abrir una investigación si la mujer sigue amenazada. Gestionamos refugios, traslados seguros, acceso a salud y regularización migratoria. Todo bajo un principio que defendemos con firmeza: la no criminalización de las víctimas. Muchas mujeres son empujadas a roles secundarios en las redes de trata como mecanismo de supervivencia. Antes de cualquier señalamiento, hubo explotación y desamparo.


El modelo que desarrollamos en Fundación Empodérame se apoya en tres pilares:


  1. Lineamientos internacionales: retomamos lo planteado en la Guía 2 de investigación y judicialización de la trata de personas del BID y la UNODC, que fija principios como:

    1. Universalidad de los derechos humanos.

    2. Investigación proactiva.

    3. Confidencialidad.

    4. Especialidad.

    5. Protección integral.

    6. Cooperación penal mutua.

    7. Coordinación interinstitucional.

    8. Celeridad procesal.


  2. Enfoques diferenciales: incorporamos la perspectiva de género e interseccionalidad (mujeres, niñas, migrantes, afrodescendientes, indígenas, LGBTIQ+) y el principio de no criminalización de víctimas, reconocido en instrumentos internacionales como la CEDAW (Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1979) y el Protocolo de Palermo (2000).


  3. Práctica territorial feminista: traducimos esas normas en acciones concretas en Colombia —escucha activa, acompañamiento psicosocial y jurídico, litigio feminista, protección integral e incidencia política—, siempre desde la voz de las sobrevivientes.


Una anécdota lo ilustra mejor. M., una joven migrante, llegó temblando a nuestra sede convencida de que denunciar era suicida. "¿De qué sirve hablar, si ellos tienen más poder que yo?", preguntó. Durante semanas trabajamos juntas: sesiones de estabilización, reconstrucción de su testimonio, preparación para la audiencia. El día que entró a la Fiscalía no lo hizo sola. Íbamos con ella, y detrás de su voz estaba toda la fuerza de un acompañamiento feminista. Hoy su caso sigue abierto, pero M. ya no se siente mercancía: se reconoce como sobreviviente y como denunciante.


Así funciona nuestro modelo: un tejido entre los principios internacionales y las realidades territoriales. Recuperamos lo que la guía llama investigación proactiva, confidencialidad, cooperación y celeridad y lo convertimos en acciones diarias que transforman vidas.


Nuestro modelo de acceso a la justicia demuestra que sí es posible articular saber técnico, experiencia vivida y exigencia política. Pero para seguir acompañando a más mujeres necesitamos aliados, recursos y voluntades que apuesten por una justicia feminista y reparadora.


En Empodérame creemos que la justicia no se mendiga: se conquista. Y cada apoyo que ustedes nos brindan, nos acerca a ese horizonte en el que ninguna mujer vuelva a ser tratada como mercancía.


1Fuentes del modelo

Guías de Actuación Regional para una Respuesta Coordinada frente a la Trata de Personas desde el Sector de Seguridad y Justicia. Guía 2: Investigación y judicialización de la trata de personas (BID & UNODC, 2025).

Instrumentos internacionales de DDHH: CEDAW (1979), Convención de Belém do Pará (1994), Protocolo de Palermo (2000), Principios y Directrices de la ONU sobre la trata de personas (2002).

Experiencia de Fundación Empodérame: acompañamiento a sobrevivientes en Cúcuta, Cali, Cartagena, Bogotá y Cauca; informes psicosociales; litigio penal, administrativo y migratorio; incidencia política y campañas públicas.



 
 
 

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