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El precio de una lucha

Foto del escritor: PrensaPrensa



"Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan, entonces ganas."


— Mahatma Gandhi

En los últimos días, Amaranta Hank, reconocida defensora y representante de la industria "para adultos", ha difundido información falsa sobre mi persona. Su postura en defensa de la prostitución y su rechazo al abolicionismo han sido fuente constante de ataques en mi contra. Es de conocimiento público su animadversión hacia mí, motivada por mi lucha contra la explotación sexual y mi postura firme en la erradicación de la trata de personas.

Además, su vinculación con el gobierno de Gustavo Petro, cuya respuesta frente a la trata de personas ha sido deficiente, evidencia un claro sesgo en sus declaraciones. La desinformación que promueve no solo intenta desacreditarme, sino que también busca desviar la atención de los problemas estructurales que persisten en la lucha contra la explotación sexual en Colombia.

Estos ataques no son aislados ni gratuitos. En los últimos meses, he sido objeto de una campaña de desprestigio sistemática por parte de sectores afines al gobierno, incluyendo Imprenta Republicana, un medio oficialista que me ha calificado de "antiderechos" por mi postura abolicionista. Además, la Unidad Nacional de Protección (UNP) me declaró en riesgo extraordinario debido a estas agresiones, sin que hasta la fecha se hayan tomado las medidas necesarias para garantizar mi seguridad.

Ante estas afirmaciones malintencionadas, aclaro lo siguiente:

  1. El video que la señora Amaranta Hank comparte no menciona en ningún momento mi nombre ni las organizaciones que he representado. (Ver video aquí).

  2. La Corporación Anne Frank fue una organización de víctimas que actualmente no está en funcionamiento ni realiza ninguna actividad.

  3. Nunca he sido contratada ni he recibido pagos del Ministerio del Interior, ni como persona natural ni como representante legal de ninguna organización.

  4. Mis finanzas son analizadas cada año por una auditora independiente, cuento con un equipo contable que supervisa mi trazabilidad económica y la DIAN nos supervisa constantemente. Además, no poseo un capital significativo más allá de mi apartamento de interés social, que terminé de pagar con el Premio Cafam, una moto y una colección de libros.


No me extraña que estos ataques aumenten a la par de los logros en la lucha contra la trata de personas. A pesar de los intentos por desacreditarme, seguiré ejerciendo mi labor con la misma transparencia y compromiso de siempre.


Claudia Quintero

Defensora de Derechos Humanos

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