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La lucha por el derecho al refugio de las víctimas de trata de personas y la Sentencia T-365 de 2024

Foto del escritor: PrensaPrensa



La historia de Adriana es la historia de miles de mujeres invisibles para el Estado. Es la historia de quienes han sido explotadas, de quienes han sobrevivido a la violencia, de quienes han sido silenciadas y olvidadas por un sistema que no las ve.

Adriana llegó a Colombia desde Argentina, escapando de una vida marcada por el abuso, la pobreza y la trata de personas. Con discapacidad cognitiva y sin apoyo familiar, fue víctima de explotación sexual, atrapada en un círculo de violencia del que parecía no haber salida. En tierra extranjera, sin documentos y sin acceso a salud o educación, su existencia se reducía a la sobrevivencia diaria. No era ciudadana de ningún lado, no tenía derechos, no tenía voz.

Pero la historia de Adriana no terminó en el olvido. La Fundación Empodérame la encontró y la acogió, convirtiéndose en su refugio y su fuerza. Fue aquí donde recibió acompañamiento psicosocial, educación y el apoyo de mujeres que, como ella, habían enfrentado el horror de la explotación sexual. Y fue aquí donde su historia cambió.

Cuando las instituciones le negaron sus derechos, la Fundación Empodérame, liderada por Claudia Quintero, decidió no rendirse. Como agente oficiosa, Claudia llevó el caso hasta la Corte Constitucional, presentando una tutela que exigía lo mínimo: que el Estado reconociera la humanidad de Adriana.

En un hecho sin precedentes, la Corte Constitucional seleccionó el caso de Adriana para revisión. Era la primera vez que se abordaba de manera directa la situación de una mujer con discapacidad cognitiva víctima de explotación sexual y en condición de migrante. Esta decisión marcó un hito: por fin, alguien la estaba escuchando.

Durante meses, la lucha se libró en los estrados judiciales. Se expusieron las barreras, las omisiones, la negligencia de un sistema que revictimiza a quienes más protección necesitan. Cada palabra, cada prueba, cada argumento fue un grito de resistencia.

El 5 de septiembre de 2024, la Corte Constitucional falló a favor de Adriana. La Sentencia T-365 de 2024 reconoció su extrema vulnerabilidad y ordenó al Estado colombiano:

Emitir su cédula de extranjería y pasaporte de viaje.Garantizar su acceso a salud y educación.Brindarle acompañamiento permanente en su proceso de refugio.Publicar información clara sobre los procedimientos de refugio para evitar que otras mujeres sean revictimizadas.

Era una victoria, pero no solo para Adriana. Era un triunfo para todas las mujeres migrantes, para todas las víctimas de explotación sexual, para todas aquellas que han sido despojadas de su identidad y sus derechos.

A pesar del fallo, el Estado tardó en cumplir. El Ministerio de Relaciones Exteriores, Migración Colombia y la Alcaldía de Cali no actuaron con la urgencia que exigía la sentencia. Fue necesario iniciar un incidente de desacato para que los derechos de Adriana no quedaran solo en el papel.

El apoyo de Atlas Free: cuando la solidaridad hace justicia

El camino legal para lograr justicia en el caso de Adriana no fue sencillo. Presentar una tutela, enfrentar al Estado y llevar el caso ante la Corte Constitucional requiere no solo determinación, sino también recursos.

Gracias al apoyo de Atlas Free, una organización comprometida con la erradicación de la trata de personas y el apoyo a las sobrevivientes, pudimos financiar los servicios de un abogado especializado, quien se encargó de estructurar el caso con el rigor técnico necesario para que llegara hasta la Corte Constitucional.

Sin esta ayuda, la voz de Adriana nunca habría llegado al más alto tribunal del país. Atlas Free no solo brindó apoyo financiero, sino que se convirtió en un aliado fundamental en la defensa de las mujeres más vulnerables, demostrando que la lucha contra la trata de personas requiere la unión de esfuerzos a nivel global.

El caso de Adriana es prueba de que cuando los recursos se utilizan con estrategia y compromiso, la justicia es posible.

Adriana hoy está orgullosa con su pasaporte colombiano y sus derechos adquiridos.

Esta nota hace parte de los logros del 2024 que nos hacen sentir orgullosos de nuestra labor.

 

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