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El derecho a defender cuando nadie más lo hace ¿Quién puede defender los derechos humanos cuando el Estado falla?


En Colombia, miles de mujeres enfrentan barreras para acceder a la justicia: no entienden los procedimientos, no tienen recursos para contratar un abogado, o viven situaciones de discapacidad, migración forzada, violencia o exclusión extrema. En esos escenarios, la figura del agente oficioso se convierte en una herramienta muy necesaria.


Desde la Fundación Empodérame, presentamos el documento “La figura del agente oficioso en las defensoras de derechos humanos”, escrito por nuestra representante legal, Claudia Yurley Quintero Rolón, feminista, psicóloga y activista con más de 18 años de experiencia en la defensa de derechos. Esta investigación y sistematización nace desde la práctica, no desde la teoría. Surge del acompañamiento real a una mujer migrante con discapacidad, sobreviviente de múltiples violencias, cuya voz fue reconocida gracias a una acción de tutela presentada sin ser abogada, pero con ética, documentación y consentimiento informado.


La protagonista de este caso es una mujer migrante argentina, en situación de discapacidad, que había sido víctima de explotación sexual y violencia tanto en su país de origen como en Colombia. Sin redes de apoyo ni comprensión del sistema jurídico colombiano, fue inadmitida en su solicitud de refugio sin explicación clara. Frente a esta situación de extrema vulnerabilidad, desde la Fundación Empodérame asumimos su acompañamiento no solo desde la solidaridad, sino como un acto de defensa de derechos humanos, ejerciendo la agencia oficiosa con su consentimiento informado, respetando su autonomía y documentando cada paso con rigor. Este acto de cuidado político fue el que permitió llevar su caso hasta la Corte Constitucional.


Este artículo analiza la histórica Sentencia T-365 de 2024 de la Corte Constitucional, en la que se reconoce que una defensora de derechos humanos puede ejercer representación judicial a través de la agencia oficiosa, aún sin tener la experiencia o el título de jurista. La Corte reconoce la solidaridad organizada, el acompañamiento comunitario y el liderazgo de mujeres defensoras para que tengan un lugar legítimo en los estrados judiciales.


El documento incluye herramientas prácticas, glosario, normativa nacional e internacional, y una lectura feminista e interseccional del acceso a la justicia. Está dirigido a lideresas, cuidadoras, trabajadoras sociales, psicólogas, activistas, migrantes organizadas y todas aquellas que, desde la vida cotidiana, ejercen defensa de derechos aún sin ser reconocidas formalmente por el sistema.


Este material es más que un análisis jurídico: es una guía para el acompañamiento digno, para documentar sin revictimizar, para ejercer solidaridad sin paternalismo, y para fortalecer las redes de protección y cuidado colectivo.


En la Fundación Empodérame, creemos que el derecho a defender derechos debe incluir a todas las realidades de las mujeres, especialmente la defensa de las víctimas de trata de personas.


Invitamos a todas las personas, instituciones, organizaciones y liderazgos sociales a leer, compartir y apropiarse de este documento. Que sirva como base para talleres, formación jurídica popular, litigio estratégico, incidencia política y procesos de sanación comunitaria.


Porque acompañar también es defender.

defender también es transformar la vida de las mujeres.


 
 
 

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